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Pirocumulonimbus y grandes carreras, los incendios convectivos toman protagonismo en 2021

Repasamos los grandes incendios de 2021, de California a Siberia, Chile, la Patagonia y el Arco mediterráneo

2021 ha sido un año de contrastes. Chile reportó su peor temporada de incendios, la Patagonia vivió un cambio de régimen de fuego con simultaneidad de grandes eventos, se produjo el primer episodio extremo y de forma transversal en todo el arco mediterráneo, Siberia mantuvo las anomalías climáticas de los últimos años y territorios con un histórico de grandes perturbaciones como California, Australia o Canadá, volvieron a romper récords con cifras y comportamientos nunca antes vistos.

Chile

El 31 de diciembre de 2020, las autoridades chilenas lanzaron un comunicado advirtiendo que el país podría vivir su peor temporada de incendios. Tras 10 años de sequía, la zona centro-sur padecía una crisis hídrica sin precedentes. Las altas temperaturas y los fuertes vientos, propios del verano chileno, pronosticaban un escenario complicado para los cuerpos de emergencia.

La primera gran perturbación no se hizo esperar. Un incendio en Valparaíso, en condiciones topográficas adversas, tuvo a los agentes del CONAF en vilo durante semanas, tiñendo de rojo el cielo de la ciudad de Quilpué y afectando decenas de viviendas.

 

Las llamas arrasaron 4.200 hectáreas en un fin de semana mientras los operativos intentaban detener el avance del fuego hacia la Reserva Nacional Lago Peñuelas. El 20 de enero, los medios de extinción consiguieron la consolidación de líneas. La tregua duró siete días. El 27 de enero, a las 11 de la mañana el servicio de prevención Forest Fire Chile, reportó una nueva ignición en Río Los Peces.

Entrado el mes de febrero, un incendio en Fundo Monterrey amenazó con entrar en interfaz urbano forestal, al tiempo que otro fuego prendía en el santuario de Chilapa, Checa, donde se reportaron líneas de fuego de 10km. A mediados de abril, hubo una nueva ignición en la región de Valparaíso, afectando una superficie preliminar de 51,1 hectáreas de vegetación natural y plantación de pino.

Fuente: Forest Fire Chile.

Chile cerró el año decretando el estado de emergencia agrícola ante el aumento de incendios forestales. Este 2021, el país registró un 380% más de hectáreas quemadas que el año anterior.

La Patagonia Argentina

A finales de enero hubo una oleada de calor y escasez de precipitaciones que duró un mes y medio. Aunque el verano es la estación seca de esta región, este año las condiciones se acentuaron. Durante las noches, no hubo descensos marcados de la temperatura. Esto incidió notablemente en el estrés hídrico de los combustibles, no solamente de los finos (pastos, pinocha...), sino también de los medianos y gruesos, (augurando velocidad e intensidad en las carreras de incendios si se producía una ignición). A finales de enero, un incendio en El Bolsón arrasó 6.500 ha en poco más de 24 horas. Un escenario complejo que obligó a movilizar centenares de efectivos y dividir el operativo en seis sectores. “Nunca vimos algo así”, manifestaron desde el cuerpo de bomberos Splif Río Negro.

En febrero siguieron registrándose intensas anomalías de temperatura en la Patagonia y el Cono Sur, con máximas de hasta 10°C por encima de la temperatura habitual en esas fechas. En Puerto Williams (en extremo sur de Sudamérica) se superaron los 26°C. récord histórico de 1984.

El 1 de marzo, el área técnica del Servicio de Manejo de Fuego advirtió que existía peligrosidad por la entrada de un frente frío del pacífico. Esta suma de factores, en una zona con vegetación desarrollada, con áreas de interfase en la ladera de un cerro, con una importante densidad de construcciones y la vegetación circundante, no siempre gestionada, era el escenario propicio para la generación de eventos extremos.

El día 7, en la Comarca Andina del Paralelo 42, en Patagonia, se registraron dos grandes incendios con características extremas y graves consecuencias socio ambientales.

Se produjeron dos incendios de quinta y sexta generación. Hubo simultaneidad y alta intensidad. Dos incendios con formas y superficies parecidas, pero muy distintos entre sí. En términos de superficie afectada, estamos hablando de incendios de cerca de 15.000 ha, con la diferencia de que uno lo hizo a lo largo de tres meses y el otro lo hizo en 9 horas, con impactos ambientales y socioeconómicos nunca antes vistos allá. El primero prendió en el complejo Costa del Tornero y el Boquete, en El Bolsón, en la provincia de Río Negro. El otro comenzó en Chubut, la provincia que le sigue al sur de Río Negro, en Las Golondrinas.

Fuente: Agrolatam.

El incendio de la Costa del Tornero empezó a finales de enero. Nos sorprendió por las grandes intensidades de llama y las rápidas carreras sobre las masas forestales y tierras de pastoreo. En la peor jornada, el frente del fuego avanzó 9.13 km en medio día. Para dimensionar este evento, podríamos decir que el largo del incendio durante esa jornada, adquirió el tamaño de 76 campos de fútbol. Este mismo incendio se reactivó a principios de marzo, propagándose nuevamente con comportamiento extremo.

El 9 de marzo por la tarde, en la misma comarca de Río Negro, se produjeron dos igniciones que a las horas dieron lugar a un único incendio: el de Las Golondrinas-Radal. Este segundo evento tuvo un comportamiento mucho más explosivo; ya no hablábamos sólo de bosques quemados sino también, de áreas de interfase con la pérdida de más de 500 viviendas y la vida de 3 civiles. En el momento crítico, se registró una velocidad de 10.4 km/h.

Australia

Al otro lado del pacífico, durante el mes de enero, dos incendios activaron la Alerta de Emergencia en Australia Occidental (Western Australia). Uno al este y otro al norte de la capital, Perth.

Centenares de efectivos de DFES (Department of Fire and Emergency Services) trabajaron incansablemente en condiciones meteorológicas extremas en Wooroloo. Un incendio de comportamiento errático, avivado por fuertes vientos, arrasó decenas de viviendas y desafió a los sistemas de extinción, que trataron de salvar lo que pudieron desplegando líneas de contención y maniobras de autodefensa.

 

Sudáfrica

Sudáfrica, uno de los países con más actividad de incendios del mundo, vivió este 2021 uno de sus episodios más trágicos. Un incendio descontrolado en Cape Town Table Mountain entró en interfaz urbana arrasando viviendas, provocando desalojos, causando heridos y destruyendo la Biblioteca de Jagger, de la Universidad de Cape Town, un edificio emblemático que conservaba centenares de miles de libros y manuscritos antiguos.

Fuente: Reuters.

El Arco Mediterráneo

La situación en el sur este mediterráneo en el verano de 2021 fue excepcional. Vientos erráticos, temperaturas récord, GIF (Grandes Incendios Forestales), simultaneidad, interfase y grandes perímetros. Tres incursiones de una ola subsahariana que se estableció en Europa de este a oeste provocaron el primer episodio extremo que afectó de forma transversal todo el arco mediterráneo.

Analicemos los casos concretos.

En Turquía se declararon 112 incendios, algunos con gran potencial. El recuento de cifras elevó a 547.000 ha calcinadas, 8 fallecidos y 864 heridos. La peor campaña de la última década. Especialmente afectada la zona turística del mar Egeo, al suroeste del país, donde se produjo el desalojo de 10.000 personas. En las mismas fechas, el mapa drougth Code mostraba la provincia de Antalya como la zona más castigada Europa.

En Grecia, los incendios forestales amenazaron las ruinas del Olimpo. El dispositivo en los suburbios de Varimbombi y Adames, cerca de Atenas, movilizó más de medio millar de bomberos. 

El incendio al norte de Evia, con 25 km de frente, arrasó más de 80.000 ha.

 

 

En Julio, Copernicus lanzó un aviso sobre el que resultó ser el peor incendio de la historia de Chipre.

Italia se vio asolada por más de 160 incendios. Las regiones más golpeadas fueron Sicilia (8.669 intervenciones), la Apulia (8.628) y Calabria (3.785), todas ellas en el sur. El 1 de agosto un incendio sorprendió en Pescara amenazando la Reserva Natural Pineta Dannunziana. La sequía, sumada a la ola de calor sahariana (la mayor subida de temperaturas desde 1987, acercándose a los 50º) provocó la simultaneidad de grandes incendios. En su mayoría, conducidos por viento. Muchos entraron en zonas de interfaz urbana.

El país vivió la peor ola de calor de los últimos 40 años, dejando temperaturas de hasta 47,1º en el norte del país. Vientos que alcanzaron los 6 puntos en la escala Beaufort. Ante un escenario tan complejo, con alturas de llama que no permitían el ataque directo, columnas convectivas que impidieron la visibilidad de los medios aéreos, los operativos aprovecharon las ventanas nocturnas.

Uno de los incendios más mortíferos de 2021 aconteció en Argelia, con casi un centenar de decesos. Un incendio de sur, recalentado por fohn y focos secundarios masivos, prendió múltiples barrancos, generando el atrapamiento masivo de una población de Tizi Ouzou, situada en la parte alta de la carena. 29.000 hectáreas arrasadas en 3 días.

El 16 de agosto, en la comuna de Gonfaron (VAR), en Francia, un incendio recorrió 2.200 ha en una noche. El fuego, que amenazaba con entrar en interfaz urbana en Garde-Freinet, Grimaud y la Môle, provocó la evacuación de numerosos campings. También en agosto se produjeron dos incendios relevantes en Marsella (2000ha) y la Costa Azul, (7.000ha).

La madrugada del 16 de agosto, se declaró un incendio en el municipio de Castro Marim, al este de Algarve, Portugal, junto a la frontera con la española provincia de Huelva. El incendio se desarrolló con mucha intensidad hasta alcanzar un perímetro de 43 kilómetros y llegó a avanzar a un ritmo de 650 hectáreas por hora, con un potencial para arrasar hasta 20.000 hectáreas. El dispositivo de extinción, con más de medio millar de bomberos desplegados, vehículos terrestres y medios aéreos, consiguió estabilizar el incendio en tres días. El fuego calcinó cerca de 6700 ha, arrasando el 80% de Mata Nacional da Conceição de Tavira.

España

2021 ha sido un año especialmente duro para los cuerpos de emergencia españoles. En enero, una ola de frío ártico, hizo estragos en su paso por la península Ibérica. La borrasca Filomena causó tres muertes, miles de auxiliados, un sinfín de daños materiales y dejó incomunicadas numerosas ciudades. El temporal más intenso de los últimos 50 años, dejó aislados hospitales y residencias en un escenario pandémico. Solo en la comunidad de Madrid, las autoridades dirigieron más de 5.000 actuaciones de los servicios de emergencias, incluyendo la liberación de ejes viales. 

El periódico OSBO Digital, advertía sobre los posibles efectos secundarios de la tormenta de nieve, en un artículo que titulaba “Filomena puede convertir los bosques en un polvorín”.

Los primeros incendios se adelantaron a la temporada (23 enero en Berja, Andalucía, 31 de enero en Granada, 1 de febrero en Olula de Castro, Almería). En febrero, hubo 31 focos activos en Cantabria, especialmente intenso el de Uceida.

Fuente: Gobierno de Cantabria.

El primer gran operativo se desplegó en primavera en Arico, Tenerife. El incendio alcanzó un perímetro de 25 km y consiguió adentrarse en el Parque Nacional del Teide requiriendo la intervención de numerosas brigadas y el desplazamiento de la Unidad Militar de Emergencias.

Fuente: EIRIF, Gesplansa.

El primer gran operativo se desplegó en primavera en Arico, Tenerife. El incendio alcanzó un perímetro de 25 km y consiguió adentrarse en el Parque Nacional del Teide requiriendo la intervención de numerosas brigadas y el desplazamiento de la Unidad Militar de Emergencias.

Fuente: UME (Unidad Militar de Emergencias).

En verano hubo tres incendios de gran magnitud. A mediados de julio, en Santa Coloma de Queralt, un incendio de viento pasó a ser convectivo recorriendo la sierra de Miralles. El día 2 la atmósfera era favorable para el desarrollo de nubes convectivas en su máxima expresión (pyrocb) y el incendio consiguió hacer toda la pendiente obligando a confinar a los vecinos de Sant Martí de Tous y Santa Maria de Miralles. El fuego arrasó una superficie de más de 1600 ha en un fin de semana.

Fuente: MeteoPrades.

Los cuerpos de extinción, que ya habían pronosticado este fenómeno, aseguraron la operativa de todos los intervinientes desplegando fajas de contención y maniobras con fuego técnico. Esta táctica permitió confinar el incendio, que se dio por controlado el 26 de julio.

Fuente: EPAF Montblanc.

En agosto, el incendio de Navalacruz, en Ávila, que arrasó 21 993 ha, pasó a ser uno de los más extensos de la historia de España. La dimensión del incendio y el mayúsculo despliegue de medios, planteó dos nuevas necesidades; en grandes incendios en los que no hay una dirección clara de propagación por viento binario, porque existen diferentes ejes (como cuando un gran incendio termina siendo dominado por la pendiente) la denominación de flancos, cabeza y cola tanto en el norte como en el sur, resultan estériles. Por el contrario, tomar puntos cardinales y el centro del incendio como referencia, y hablar de sectores, cobra mucho más sentido, al ser elementos invariables. Al mismo tiempo, pudo hacerse un aprendizaje de gestión y coordinación de medios extensos, en un operativo especialmente complejo, porque la intensidad no permitía el ataque directo de las cuadrillas terrestres.

En septiembre, en Jubrique, Málaga, un incendio reunió un dispositivo de más de medio centenar de profesionales. El viento imperante en la zona, dificultó las labores de extinción. Un incendio convectivo cuyas pavesas provocaron el origen de un nuevo foco en Sierra Bermeja, que se cobró la vida de un bombero del Plan Infoca. Las llamas arrasaron 148 ha de pinsapar (especie protegida).

El incendio de Lucena del Puerto, en Huelva, aunque de menor intensidad, también supuso un desafío para las cuadrillas, por las duras condiciones de trabajo: viento de suroeste de 15-20 km/h, con rachas de hasta 30-35 km/h, abundante presencia de combustible y fuertes pendientes.

A mediados de septiembre, un nuevo fenómeno puso a prueba a los cuerpos de emergencia nacionales. La erupción del volcán Cumbre Vieja, en la Palma, cubrió más de 1200 hectáreas, sepultando centenares de campos de cultivo, miles de viviendas, 92 km de carreteras tras 86 días de actividad. Se calcula que, al menos, se emitieron 159 millones de metros cúbicos de lava y se registró una actividad sísmica intensa en todo el archipiélago canario durante tres meses (en las jornadas con más terremotos se registraron alrededor de 300 eventos en 24 horas).

Siberia y el lejano oriente ruso

Por tercer año consecutivo, la Siberia occidental ha reportado temperaturas anormalmente altas esta primavera.

El 16 de abril, un incendio masivo, azotado por vientos de 20mps (72 km/h), que amenazaba la Reserva Natural de Khakasskuy, movilizó a decenas de bomberos y voluntarios.

En mayo, distintos focos en la ciudad de Kamyshlov bloquearon la ruta R351 desde Ekaterimburgo, en los Urales, hasta Tyumen, en Siberia occidental. También forzaron el cierre de Kolyma, carretera principal que conecta la capital de la república, Yakutsk, y la ciudad portuaria de Magadan, en el Mar de Ojotsk. Las regiones de Sverdlovsk y Tyumen estuvieron combatiendo incendios forestales desde finales de abril.

A mediados de julio, Rusia movilizó al ejército para extinguir un incendio forestal que había arrasado 1.4 millones de ha en Yakutia, la región más fría y extensa del país. En agosto, la mezcla de neblina y humo del incendio bloqueando el sol dejó un paisaje apocalíptico en Yakutia.

Las cámaras de Copernicus detectaron grandes concentraciones de humo alrededor del Polo Norte, por primera vez en la historia, cubriendo un área de 5,3 millones de kilómetros cuadrados, y pronosticaron que las emisiones del incendio cruzarían el círculo ártico hasta llegar a Groenlandia.

La comunidad científica advirtió que los incendios forestales en Yakutia, volverían a prender grandes depósitos de turba y carbón joven. “Si el humo se refleja en el blanco del hielo, el albedo, y, además, se cubre de ceniza, este oscurecimiento del hielo puede generar un cambio de temperatura”. Fueron las declaraciones del responsable del área de investigación de la Fundación Pau Costa. El pasado invierno, uno de esos depósitos de turba encendidos por un incendio forestal de verano, siguió ardiendo bajo la superficie a lo largo de un año, resistiendo un otoño lluvioso y un invierno extremadamente frío. Un fenómeno comúnmente conocido con el nombre de ‘Zombie fires’.

El 11 de agosto se alcanzaron los 6,6 millones de hectáreas quemadas en Yakutia. La contaminación de los incendios forestales llegó a los Urales y la península de Yamal en Rusia, Kazajstán, al Polo Norte, Mongolia y Canadá.

 

Canadá

El 30 de junio se registraron temperaturas de 49.6ºC en Lytton, al sur oeste de British Columbia, durante una histórica ola de calor que avivó numerosos incendios, dando pie a una tormenta de fuego, que provocó la caída de 710.117 rayos en 15 horas.

 

 

Según datos del meteorólogo Chris Vagasky, 597.314 rayos fueron intranube y no tocaron suelo, pero hubo 112.803 descargas nube-tierra en la misma área (descargas asociadas a un piro convectivo). Un episodio extremo que a su vez desencadenó en más de 130 nuevos incendios forestales, destruyendo Lytton y que dejó casi 500 fallecidos.

La campaña de incendios de 2020 en la Columbia Británica fue "tranquila" (637 incendios forestales quemaron poco más de 15.000 hectáreas). Entre 2010 y 2020 la media es de 1.356 incendios/año. Corresponde a unas 347.104 hectáreas por temporada de incendios completa.

California

California ha vivido de forma recurrente episodios de simultaneidad y altas intensidades, sin embargo, esta temporada de incendios ha sido una de las peores que se recuerdan.

La mañana del 13 de julio, tras un fallo eléctrico cerca del Feather River Canyon, se declaró un incendio que tomó el nombre de Dixie Fire. Diez días después de originarse se convirtió en el incendio forestal más grande de la temporada.

Fuente: Calfire.

El 6 de agosto, tras superar la dimensión del estado de Rhode Island, se catalogó como el incendio único más grande de la historia de California, y el segundo más grande en términos generales (después del August Complex Fire de 2020). 

 

El humo del Dixie Fire comprometió la calidad del aire de todo el oeste de los Estados Unidos, incluidos Utah y Colorado.

Estos son algunos de los datos que presentaba a 6 de agosto, tras 24 días de actividad:

  • Fecha inicio: 14/07/21 12:00AM
  • Superficie quemada: 175.962,578 hectáreas (434.813 acres)
  • Perímetro contenido: 21%
  • Intervinientes: 5.118 personas
  • Edificaciones amenazadas: 13.871
  • Edificaciones destruidas: 184.

El fenómeno Dixie Fire, que quemó un total de 963 309 acres (389 837 ha) antes de su completa extinción, el 25 de octubre de 2021, nos empuja a reflexionar sobre la gestión de emergencias a largo plazo.

Entre los centenares de incendios que azotaron la costa oeste de Estados Unidos, cabe destacar el Caldor Fire y el Chaparral Fire, que también mostraron comportamientos extremos (firenados, pyrocumulonimbus, rotaciones ciclónicas y anticiclónicas en distintos flancos, etc.).

 

Los seis peores incendios de la historia de California se han vivido en los últimos 3 años. La comunidad científica ve una clara influencia del cambio climático en las olas de calor extremo que han contribuido a acrecentar la intensidad de los focos durante este verano. Más de 35.000 tuvieron que ser evacuadas.

¿Qué nos deparará 2022?

El último mes del año, vimos de nuevo numerosos incendios en Argentina, en la región de Córdoba y en la Patagonia. Los pronósticos para este 2022 en el país andino no son favorables. Una preocupante (e histórica) ola de calor azota América del Sur, según muestran las vistas satelitales de la NASA. El 11 de enero mostró picos de 54 °C en Argentina. Se esperan anomalías en la temperatura del aire de más de 10 °C en los días venideros.

Chile y Argentina vuelven a estar en sequia histórica.

Río Negro repetirá grandes incendios. La campaña en Sudamérica se prevé complicada.

La temporada de incendios 2021 se ha alargado en gran parte del mundo, principalmente por el aumento de las temperaturas. Asistimos a un incremento de los grandes incendios que son cada vez más intensos y severos. Los expertos empiezan a hablar de ‘Fire weather’ (cuando las altas temperaturas, la baja humedad, la escasez de precipitaciones y/o los vientos fuertes crean un alto riesgo de incendios forestales).

En Catalunya, el Observatorio Fabra, publicó datos que demuestran que 2021 ha sido el año más seco de la historia (327,6 mm, la mitad de la mediana climática) y el cuarto más cálido (+1,7 ºC respecto la media climática).

Un informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) asegura que “a partir de un aumento de la temperatura global de 1,5º, las oleadas de calor que antes pasaban cada diez años pasarán 4 veces y con 2ºC más de intensidad. Sin embargo, hay esperanza de que la temperatura no suba más de 1,5º si detenemos ya las emisiones y capturamos carbono”.

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