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Equipamentos profissionais para bombeiros florestais

Sobrevivendo a uma armadilha e outras lições aprendidas com os incêndios florestais

Do

 

 

vft: Tu relación con los incendios forestales empezó de forma prematura.

A.T.: 1994 fue un año de grandes incendios forestales en todo el arco mediterráneo. Se quemaron muchas hectáreas. Yo tenía 10 años y estaba veraneando en una casa de campo en la que trabajaban mis abuelos en el pueblo, en Bocairent. Estaba con mis primos jugando en los aledaños de la casa cuando empezamos a ver mucho humo. Las llamas se iban acercando y decidimos huir por una pista forestal, que estaba llena de vegetación. Mientras nos íbamosos, vi estrellarse un avión ruso, el Antonov con seis tripulantes. Murieron casi todos en el accidente. Ahora que tengo conocimientos sobre gestión forestal, ¡me doy cuenta de que podríamos haber aparecido en los periódicos! El instinto en aquel momento nos hizo huir, pero lo más seguro hubiera sido confinarse y realizar una maniobra de autoprotección. Tuvimos suerte. Aquella situación me marcó.

vft: Y decidiste estudiar ingeniería forestal.

A.T.: Sí. Y mientras estudiaba, empecé como bombera voluntaria.

vft: Has pasado por casi todas las posiciones de un dispositivo…

A.T.: En 2007 me incorporé como refuerzo en la brigada de bomberos forestales de la Comunidad Valenciana en las campañas de verano. Y en 2010, entré como técnico de una unidad helitransportada en Guadalajara. Luego volví a mi tierra e hice de operadora de comunicaciones, conductora de autobomba, especialista, jefe de unidad, y trabajé un tiempo para la central de bomberos. Fueron pocos meses. Despachando medios y recibiendo avisos. Esta última función no fue mi favorita, porque no podía tomar parte activa de las intervenciones, pero me dio una visión global, integral y estratégica de las emergencias. Aprendí cómo se debe trasladar la información desde las unidades a la central. Entendí la importancia de la coherencia y de entender las necesidades de todas las partes. Cuando estás sumido en una emergencia, a veces tienes una visión muy céntrica. Darse cuenta de que hay muchas formas de leer una misma situación, genera empatía y respeto por el trabajo ajeno. 

 

 

vft: ¿Qué te ha aportado haber transitado por estas distintas etapas?

A.T.: Seguridad, conocimientos, adaptabilidad a nuevos retos y requerimientos.

El episodio que viví durante la infancia marcó mi elección profesional; no solo como bombera forestal, también me despertó la inquietud de trasladar conocimiento, de aprender de los errores para evitar finales trágicos.

vft: …

A.T.: En 2011 empecé a compaginar formación con gestión de prevención y extinción de incendios, impartiendo cursos y talleres. Unos años más tarde, me dieron la oportunidad de trabajar como formadora en el IVASPE (Institut Valencià de Seguretat Pública i Emergències). Y en 2017 entré a formar parte del cuerpo técnico de formación del Servicio de Bomberos Forestales en valencia, que es donde estoy ahora. Liderar la formación del dispositivo en el que has nacido es una experiencia maravillosa.

vft: ¿Has notado un incremento del interés por la formación?

A.T.: Sin duda, y especialmente por las competencias prácticas. La formación es la base de la educación y el aprendizaje. Aportamos conocimientos y entrenamos habilidades.  Intentamos que los dispositivos no se limiten a la consecución de unos objetivos, sino que formen parte de algo más grande, de un equipo, que estén integrados.

vft: ¿Has percibido una evolución en la metodología de enseñanza y en el discurso sobre cómo dirigir los operativos de prevención y extinción para adaptarlos a las nuevas generaciones de incendios?

A.T.: Sí. Recuerdo que, en la universidad, cuando estudié la asignatura de Incendios Forestales, la enseñanza se basaba en el modelo de extinción “todos contra el fuego”. El profesor que impartía esa clase, hoy ostenta un cargo de responsabilidad en la Comunidad Valenciana y también ha cambiado absolutamente su discurso. Todos nos hemos adaptado a lo que hemos ido aprendiendo. Hemos ido viviendo situaciones y asumiendo la realidad. Hoy hablamos de piro ecología, de regímenes de incendios, de respuesta de los ecosistemas. Se imparten temas que antes eran inimaginables. Ser formador te exige estar al día y actualizar conocimientos.

vft: ¿Monitorizáis lo que pasa en otros países?

A.T.: Lo intentamos. A veces resulta abrumadora la inmediatez y abundancia de información que hay en las redes. El concepto de infotoxicidad del que habla Marc Castellnou es real. Pero intentamos estar al día sobre congresos, observamos cómo se adaptan las estrategias de extinción y gestión en otros países e intentamos aprender de ello, adaptándolo a nuestras realidades.

 

 

vft:  ¿Alguna anécdota de clase?

A.T.: Un día, hablando de piro ecología y gestión del territorio, un alumno me pidió autorización para hacer una pregunta comprometida. Quería saber por qué, si todos los profesionales tenemos tan claro que la gestión del paisaje es la clave para luchar contra los grandes incendios forestales, las políticas siguen tan enfocadas en la extinción.

vft: y ¿qué le respondiste?

A.T.: “Si el día de mañana estáis en una posición con poder de decisión, no quiero que toméis las decisiones que yo hubiera tomado, pero sí que os cuestionéis lo que venimos haciendo y cómo lo hemos hecho hasta ahora. Valorar formas distintas de hacer las cosas”. Ese es mi cometido con la formación. Formamos a las actuales y futuras generaciones de servicios de emergencias. Estamos sembrando. Crear consciencia es bonito.

vft: En su justa medida, ¿debería hacerse extensivo a la sociedad el conocimiento sobre la gestión del paisaje?

A.T.: Deberíamos informar y formar más a las comunidades de vecinos. Olvidamos demasiado pronto el pasado. Ya hemos tenido situaciones complicadas de atrapamiento en interfaz urbano forestal. Pasó en el incendio de Pedrograo en Portugal, pasó en Grecia. Sabemos que volverá a suceder, pero no cuándo ni con qué intensidad. La gestión de combustible y del riesgo mediante la prevención es esencial, por ejemplo, con quemas prescritas, que es una herramienta en la que se integran diversos organismos (un ejercicio multi-agencia para el trabajo coordinado) y una herramienta para aprender del fuego de forma controlada, bajo unos parámetros y objetivos concretos.

vft: No hay consciencia del riesgo a nivel social.

A.T.: Una vez un compañero participó en unas charlas de concienciación en  un pueblo de la Comunidad Valenciana y, les enseñó el histórico de incendios. Al finalizar la jornada se dieron cuenta de que todo el término municipal se había quemado más tarde o más pronto. Vivimos en un entorno en el que el fuego forma parte del ecosistema y es algo que no podemos negar. La sociedad debe entender que debe facilitar la situación y el trabajo a los dispositivos de extinción, siendo conscientes del riesgo que sumen y actuando en consecuencia.

vft: ¿Cómo son los incendios en la Comunidad Valenciana, están cambiando?

A.T.: La mayoría de nuestros incendios son conatos, pero el día que hay una ventana de riesgo se producen los conocidos como  grandes incendios forestales (GIF). Tenemos pocos GIF que queman mucha superficie y, en determinadas ocasiones se produce simultaneidad de incendios. Con lo cual, en términos de generaciones de incendios, sí han cambiado. El modelo socioeconómico también ha afectado. El éxodo rural, el abandono de los campos de cultivos y de los aprovechamientos forestales ha producido que las masas forestales hayan ido creciendo y empeorando su calidad. Los incendios están cambiando porque su entorno de propagación se ha visto modificado. En la Comunidad Valenciana hablamos a menudo de la paradoja de la extinción.

vft: ¿En qué consiste?

A.T.: Tendemos a tener fuegos muy pequeños y la respuesta de los medios de extinción es tan buena, que se quedan en conatos, que gestionan muy poco territorio y muy poco combustible. El sobre proteccionismo está mal entendido. Es como no vacunar. Mientras no venga la enfermedad no pasa nada, pero el día que llega, tienes las defensas  bajas y te expones, el potencial dañino es mayor.

vft: Un símil muy esclarecedor.

A.T.: En el territorio se encuentra el combustible, que estará más o menos disponible según diversos factores: histórico anual de lluvias y de temperaturas, gestión forestal, enfermedades, plagas, etc. La modificación de las condiciones climáticas hace que las masas forestales no crezcan en las mismas condiciones en las que nacieron, o lo hagan fuera de temporada. Todo eso es algo latente, que espera a que llegue el momento oportuno (unos días de poniente, fuertes rachas de viento o una primavera poco lluviosa que provoque estrés hídrico), para generar grandes incendios. A veces la sociedad no entiende que haya incendios fuera de capacidad de extinción. Igual que los equipos de rescate marítimo no pueden salir los días que hay olas de X metros, tendría que entenderse que los dispositivos de extinción tienen limitaciones y no pueden exponerse a cualquier riesgo. Para esos GIF la estrategia es otra.

vft: ¿Nuestros bosques no tienen la vegetación que deberían tener?

A.T.: La vegetación que tenemos nació o fue repoblada en unas condiciones, que no son exactamente las que tenemos ahora, igual hace 50 o 100 años (dependiendo de la especie). Es la vegetación que tocaba entonces. El entorno climático ha variado: las temperaturas medias han subido, la pluviometría bien repartida ha sufrido un descenso (se concentra en unas épocas muy concretas, mediante episodios de lluvia extremos provocados por la crisis climática). Nuestras masas forestales están adaptadas a algo que ya no está sucediendo. Además, hemos eliminado una perturbación natural que es el fuego en el ecosistema. No estamos gestionando el combustible; ni de forma natural, con los incendios, ni de forma artificial, como se hacía antaño, con la ganadería, los aprovechamientos, etc. Hemos abandonado el entorno forestal y lo hemos dejado a su suerte.

vft: ¿Cuál fue el peor año de incendios que recuerdes?

A.T.: En el año 94 se quemaron casi 140.000 ha. En Comunidad Valenciana. Yo ese año no lo viví desde el operativo de la extinción pues era muy pequeña. Para mi, el peor año que recuerdo fue el 2012.Si entrabas en el dispositivo eras un novato porque no habías vivido el año 94. Hoy, a los que vivimos el 12 también nos respetan un poco. (se ríe)

 

 

Ese 2012 empezamos la campaña el día 1 de junio con un incendio de 600 ha. Volviendo de ese servicio recuerdo que un compañero bromeaba, “si tuviéramos uno de estos cada mes, muchos se replantearían el trabajo”. El día 12 de junio tuvimos uno de 1300 ha, el día 28 de junio otro en Cortes de Pallás de 30.000 ha y al día siguiente uno en Andilla de 21.000 ha. En agosto, Torre de les Maçanes, unas 700 ha, donde además  murieron dos compañeros. En septiembre seguimos con otro incendio en Chulilla de 7000 ha… fue un año muy complicado. Recuerdo que además los días libres no podía descansar para recuperarme física ni mentalmente. Yo era responsable de unidad. Todo lo que me enseñaron de prevención de riesgos y seguridad en el IVASPE, ese año lo interioricé a la fuerza. Fue entonces cuando me di cuenta de la importancia de contarlo y enseñarlo a las futuras generaciones de bomberos.

vft: Cuéntanos algún operativo que te haya marcado.

A.T.: El mío, principalmente. En 2012, en la unidad que lideraba, hasta el momento nunca habíamos tenido autobomba y trabajábamos con herramientas manuales. El día 1 de junio nos asignaron el camión y con esa nueva herramienta nos fuimos al incendio de Benagéber, en el interior de Valencia. Recuerdo que tenía una sensación extraña, como si algo fuera a ocurrir. Un mal presentimiento. Yo siempre tengo hambre y ese día tenía el estómago cerrado. Lo que estaba ocurriendo en realidad es que estaba detectando todas las alarmas que me habían enseñado en la teoría formativa, pero todavía no era consciente de que las estaba viendo. Se dio una situación de fuego en una zona fuera de perímetro, que evolucionó hacia nuestra posición, pero supimos anticiparnos, supimos verlo. En incendios siempre hay que aplicar el OCELA, el procedimiento de ruta de escape, hacia zona segura, observaciones, comunicaciones y anclaje. Ese día lo pusimos en práctica. Supimos ver los indicadores. Ruta de escape y salimos todos fuera. Al momento se produjo un atrapamiento. Otras unidades padecieron intoxicaciones, alguna quemadura. Aprendimos mucho. Aprendimos la importancia de parar, mirar, pensar y valorar. La frase de “cuando estás en incendio no estás perdiendo 5 minutos, estás ganándolos”. Es lo que ahora se llama Situational Awareness y que en ese momento no conocíamos. Recuerdo la inquietud de pensar: “debo volver a mi posición porque no estoy haciendo mi trabajo”. A pesar de tener mucha formación, tenía esa sensación. Por eso yo siempre abogo por que la formación sea por descubrimiento.

vft: Aprender en base al error

A.T.: Exactamente. Y hay que intentar que los errores se produzcan en situaciones simuladas o controladas, para que los equipos hagan el aprendizaje de forma segura. Porqué el mejor aprendizaje posible es que te haya pasado, que lo hayas vivido. En ese momento, en ese operativo, toda la teoría tomó forma para mi. Yo intento enseñar dejando que los alumnos se equivoquen, porque si corriges antes de que actúen, no aprenden. Se requiere tiempo, no es una formación al uso, pero el resultado es muy positivo.

vft: ¿Qué lección aprendiste de aquél operativo?

A.T.: Aprendí que trabajar en equipo en incendios no es una elección, es algo que es inherente. No trabajas de forma individual, está claro que cada cual tiene sus funciones, pero el éxito está en que el equipo trabaje de forma coordinada. El entrenamiento es fundamental. “Solo el que entrena para lo imposible está preparado para lo más probable”. (Es decir, prepárate para lo que no deseas que ocurra nunca, porque solo así estarás preparado para lo que sí que va a ocurrir). La motivación también es fundamental. Es cuando nacen los mejores resultados y das lo mejor de ti. Ese año tenía un gran equipo.

vft: ¿Cuál debería ser la evolución natural de los operativos?

A.T.: Ahora mismo el trabajo se basa mucho en ataque directo, cercano al perímetro y en fases iniciales. Cuando la intervención requiere un ataque ampliado, necesitamos una visión más estratégica, de conjunto. Para poder actuar de forma anticipada hay que reconocer el terreno y hacer uso de las infraestructuras existentes como fajas de prevención, actuar en zonas con cargas de combustible más bajas, en puntos de gestión. Si queremos enfrentar los incendios que están viniendo ya no podemos solo trabajar sobre la extinción. Necesitamos que los medios puedan anclar trabajo, puedan ejecutar contra fuegos, quemas de ensanche. Necesitamos infraestructuras sobre el terreno para lanzar ciertas maniobras, trabajar de forma segura y eso requiere una visión y trabajo conjunto desde la prevención y la extinción para poder gestionar el territorio.

vft: Estuviste trabajando en Estados Unidos con la tribu de los Karuk. ¿Cómo fue la experiencia?

A.T.: Bueno, no era trabajo, fui de vacaciones, de piro-vacaciones. Estuvimos particpando en un TREX (un ejercicio de entrenamiento e intercambio), en la zona norte de California. Durante tres semanas, trabajamos con el personal de gestión de los Karuk y los Yurok, que son tribus Nativo Americanas de la zona. Recuerdo mi primer contacto con ellos. Llegamos en un 4x4 de noche y aparecimos en casa de Margo Robbins, una de las mujeres que lidera una agrupación de concilio con el fuego, el Cultural Fire Management Council (CFMC). Allí las mujeres tienen un papel muy importante.

 

 

Otro día, recuerdo que estábamos en una zona de abetos y nos dijeron que debíamos entrar con la motosierra para abrir luz y posteriormente realizar quemas. Yo pensaba: “¡si me vieran en Comunidad Valenciana talando un abeto de metro y medio de diámetro nos encerraban en prisión!”. Pero allí eran una especie que había que controlar porque el bosque estaba cerrando todos los páramos y debían abrir zonas de caza, no solo para los humanos, también para otros animales que necesitan entornos abiertos para hacerlo.

 

vft: ¿Qué te sorprendió más de este intercambio?

A.T.: Me impactó cómo tienen interiorizado que el fuego forma parte de los ecosistemas y que están destinados a convivir con él. Saben que ir en contra de las realidades y de lo natural conlleva unas consecuencias que asumiremos todos. Allí todavía se realizan muchos trabajos manuales, ligados a las tradiciones culturales. Son muy conscientes de que los bosques deben quemar a ciertas intensidades para que puedan abastecerles de ciertas plantas que usan para cocinar, para dar de comer al ganado, para fabricar cestas de bebés o con fines medicinales. Estaban muy agradecidos de que fuéramos a ayudarles a quemar sus tierras, porque la administración de allí permite que se hagan tareas de gestión, pero no disponen de personal para hacer este tipo de ejercicios y, además así compartimos experiencias.  

 

vft: ¿Qué hacen de forma distinta y deberíamos implementar aquí?

A.T.: Sí. Las calificaciones a través de horas de práctica. Allí tienen un sistema jerarquizado, el ICS, Incident Command System. Es un sistema en el que categorizan los incendios tipo, analizando y estructurando la complejidad que puede tener cada operación. A partir de estos parámetros definen qué tipo de personal está habilitado para intervenir en cada tipología de incendio y qué tareas podrá desarrollar. No se decide solo en base a la titulación que ostenten o el cargo que ocupen. La posibilidad de participar viene dada por la experiencia, la actitud y las aptitudes desarrolladas en ejercicios conjuntos (hay que ir sumando horas de entrenamiento, que además son analizadas por evaluadores). Nosotros antes de participar hicimos una serie de pruebas que nos acreditaron para poder formar parte de la estructura allí. La participación y la experiencia acumulada sirve para el desarrollo de nuevas tareas. Me parece un acierto porque es una forma de valorar a las personas por lo que realmente pueden ofrecer. Es motivante y no es limitador. No existen techos de cristal. Puedes ser lo que desees ser. Solo hay que mostrar ganas, comprometerse e invertir tiempo.

vft: ¿Qué le dirías a alguien que se esté planteando la profesión?

A.T.: Querer y desear algo es la energía necesaria para poder hacerlo. El mundo pirofriki o la familia del fuego, están repletos de grandes profesionales, personas que aman y cuidan del entorno natural. Se viven experiencias transcendentales. Es un sector muy vocacional en el que se producen intercambios muy interesantes. Si volviera a empezar, elegiría el mismo camino.